La marina española en la independencia de Costa Firme

  • G. Pérez Turrado
  • libro
  • 376
  • 24x17 cms
  • 84-7341-068-8
La marina española en la independencia de Costa Firme
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La intención del autor en la obra La Marina Española en la Independencia de Costa Firme fue rellenar tan inexpli­cable laguna en nuestra historia y la de los pueblos americanos. Iniciada la investigación, el autor se dio cuenta, al igual que lo harán quienes tengan a bien seguir su lectura, de la trascendencia del tema. Por una parte se irán desvelando las enormes dificultades que tenía España para mantener un territorio ultramarino extensísimo y con unas costas muy dila­tadas, al carecer de una Marina eficiente. Por otra se pone de manifiesto la gran intuición de los pueblos americanos al iniciar su independencia en unos tiempos muy difíciles para la metrópoli, con las desavenencias —casi guerra civil— entre absolutistas y liberales por las que atravesaba la Península. Al fin y al cabo un pronunciamiento de éstos, el del general Riego, imposibilitó la salida de una gran expedición para sofocar la rebelión.

Estas dos cootaciones: la carencia de una verdadera fuerza marítima suscitada por obra y gracia no del desastre de Trafalgar, sino por la abulia demostrada hacia aquélla por las autoridades centrales, y la imposibilidad de enviar tropas terrestres, fueron los factores aprovechados por los independentistas.

Con esto queremos decir que la visión de la independencia americana hasta ahora sostenida debe ser revisada. A la consecución de este objetivo contribuye la presente obra, en la cual se expone con claridad, sin menoscabar el prestigio de los padres de las patrias respectivas, que los tratadistas hispanoamericanos le dieron caracteres heroicos a lo que fue un simple devenir histórico propiciado por circunstancias favorables. No se debe sobre valorar, como se ha hecho, la llamada «gran expedición» de Morillo, compuesta al fin y al cabo por tan sólo unos 10.000 hombres y algunos, pocos, barcos de guerra, el mejor de los cuales se hundió a la llegada. La otra gran expedición prevista se quedó en eso, debido al levantamiento del general Riego, y se redujo a un contingente de 1.500 hombres y cinco barcos. El lector encontrará la confirmación de estas tajantes afirmaciones en el interior de la obra.